I SONG ~ One-Shot

Tema: I SONG ~ One-Shot Dom Abr 26, 2009 9:57 am

Izzy quería escribir Angst a las tres de la mañana, e Izzy escribió. Culpo enteramente a Kevin Rudolf, por tener una voz tan sexy y una canción tan linda. Basado en I song, by Kevin, y la canción le pertenece a él XD

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I SONG

No esperaba verla ahí, tan cerca, con su vestido verde esmeralda que hacía brillar aún más sus bucles cuidados de un rojo intenso, y la hacía parecer todavía más blanca de lo que era. A la luz del bar, sus mejillas parecían sobresalir sólo un poco más de lo normal, y no pude evitar notar que estaba demasiado delgada.
Eimi no estaba realmente presente. Después de tantos años de conocerla, podía saber esas cosas sólo con verla. En su mente, estaba lejos de aquí, probablemente de la fiesta, pero no sólo de allí. Podía ver su… vacío. Pero no podía sentir su dolor.
Lo que no quería decir que no estuviera allí.
El amor ya no brillaba en sus ojos, y aunque cuando estaba allí no podía tolerar mirarla, dolía mucho más ahora que había desaparecido. Lo único por lo que vivía, Mister “Nunca te abandonaré”, se había marchado sin dar explicaciones. Akazawa la había dejado incluso después de jurarle amor eterno y proponerle casamiento. Algo que había tenido que soportar con la sonrisa más estoica posible, porque a él se le había ocurrido hacerlo durante el cumpleaños de Gris.
Me estaba matando por dentro verla allí, tan lejos, tan cerca, tan… cambiada. Parecía imposible que la hubiese visto cambiar tan drásticamente frente a mis ojos, sin poder hacer nada. Eimi escribía la historia de su vida a su manera, como siempre, pero desde que él se había ido, ella parecía que no podía pasar la página.
Nada me hubiera gustado más que ayudarla.
Me había mantenido apartado de su vida desde que había comenzado a ver a Akazawa. No podía tolerarlo. Dolía demasiado, y no iba a soportar que supiera cuánto. La veía sólo cuando Gris creía que mi abstinencia había pasado el límite adecuado, y entonces organizaba alguna fiesta o reunión para que pudiera verla. Cada año, cada mes que pasaba y que ella no estaba conmigo, cerca de mí, cambiaba demasiado. Para peor. No podía evitar convencerme de ello.
Cuando me di cuenta de su verdadera situación, intenté ayudarla, alejarla de todo, protegerla. Sostuve su mano entre las mías, sintiendo el mundo temblar bajo mis pies y luego dándome cuenta que era sólo yo. Pero Eimi no me dejó. Me dedicó una de sus hermosas sonrisas, una de las sonrisas falsas que me dedicaba sólo a mí, y se alejó.
No había mucho más que decir después de eso. Parecía el telón cayendo sobre un escenario y dejando todo a oscuras.
El alcohol se convirtió en mi mejor compañía. No soportaba a nadie, y en particular, no toleraba a mis amigos. Todos eran también amigos de ella, y todos se sentían asquerosamente felices del casamiento que se realizaría tan pronto que me daba náuseas.
Quería todo con Eimi, y creí que podría conformarme con sólo un poco. Creí que si sabía que ella al menos me quería como un amigo… Creí que podía ser suficiente. Pero no lo era. Y cada vez que la veía era como echar sal a una herida abierta. Un dolor casi agónico. Me daba claustrofobia estar con ella cerca, sin poder besarla. Cada vez que la tocaba o la rozaba, necesitaba más.
El alcohol me ayudaba a lidiar con el dolor, a aliviarlo. Nada era igual cuando se veía a través del ambarino lente ofrecido por un buen licor o alguna bebida destilada. Pero a veces no era suficiente, y tenía que recurrir a algo más fuerte. Afortunadamente, Rin siempre estaba cerca cuando lo necesitaba y siempre estaba dispuesto a compartir lo que tuviera por una buena suma de dinero o algún teléfono de alguna modelo.
Pero no podía acallar la voz molesta que insistía dentro mío que había otra forma. Una forma mejor.
No pude tolerar la visión de su cuerpo perfecto, de su sonrisa falsa y sus ojos huecos, y huí del bar tras una breve disculpa a la flamante pareja. Gris y Fuji comprendieron enseguida, y me sentí asquerosamente culpable por arruinarles el compromiso. Debería haberme quedado, era mi deber como el padrino de bodas. Pero tuve miedo de lo que podía llegar a hacer teniéndola tan cerca, en su papel de dama de honor.
Afuera estaba lloviendo, pero no me preocupé por buscar cobijo. No tenía ganas. Sin embargo, poco antes de llegar al estacionamiento, Eimi se acercó corriendo. Me di vuelta cuando la escuché gritar, se había quedado a medio camino de alcanzarme.
“Qué?!” Gritó. No sabía si era solo para hacerse escuchar. “No crees en el amor?!”
La miré a través de la lluvia, con sus bucles desarmándose, pegándose a su rostro delgado, su vestido empapado, marcando cada curva de forma más angulosa que antes.
Podría haberle dicho la estupidez de lo que acababa de decir. Podría haberle dicho que el amor no tenía nada que ver con lo que estaba pasando.
Pero no lo hice.
No supe cómo pero, pocos segundos después, tenía su rostro entre mis manos. Hacía años que no la tenía tan cerca, temblando, sin que ella me rechazase.
Y la besé.
No debería haberlo hecho, estaba mal. Pero al verla en ese estado, llorando desconsolada, esperando una palabra para asegurarle que todo iría bien, el impulso de besarla fue superior a cualquier otro, incluso el de respirar, o protegerme de la lluvia.
Eimi no me apartó, pero tampoco me devolvió el beso. Sólo continuó llorando, temblando, con sus dedos aferrados a mi chaqueta, pegada a mi cuerpo.
La última vez que la había besado, alcoholizado, dos años atrás, había recibido una cachetada de ella, el tratamiento del hielo durante seis meses, y había terminado peleando con Akazawa. En ese momento, él seguía amándola. Todavía quería vivir su vida con ella.
O quizás nunca había querido hacerlo de todos modos.
Siempre había sospechado que lo hacía sólo para molestarme a mí, por alguna rencilla idiota de secundaria. Pero en casos así uno nunca podía estar seguro de si la sospecha era legítima o sólo producto de los celos, del odio.
“No juegues conmigo, Eimi.” Mascullé cuando el aire fue necesario. Volví a besarla desesperadamente, y mantuve su labio inferior suavemente entre mis dientes por unos segundos. “No soy el mismo que era cuando teníamos 17. Y sabes por qué?”
Ella no respondió, no esperaba que lo hiciera, pero me sostuvo la mirada, con los ojos llenos de lágrimas, mientras la lluvia se derramaba sobre nosotros.
“Porque cada vez que me marcho, que me alejo de ti, dejó contigo una parte de mí.” Confesé.
Mis palabras la sorprendieron, y se apartó. No estoy seguro si, después de eso, mi rostro no estaba mojado por algo más que la lluvia.
Solté su rostro después de un último beso rápido, desesperado, lleno de necesidad y… y amor. Todavía la amaba, pero había madurado lo suficiente como para admitirlo y… admitir que tenía que superarlo.
“Adiós, Eimi.” Murmuré, acomodándole el cabello empapado detrás de sus orejas, e intentando ignorar la mirada de puro desaliento, de pura desazón. Parecía una niña perdida, y eso me dolió más que cualquier otra cosa.
No era idiota.
Sabía que me quería.
En el fondo, Eimi me quería. Quizás no lo suficiente, o quizás demasiado inmaduramente como para darse cuenta de cuánto me quería.
Pero ya no podía resistirlo más.
Había querido esperarla hasta que lo notase, de verdad.
Pero dolía demasiado verla tan ingenuamente ajena a lo que sentía. Era como si jugase conmigo, aunque sabía que no lo hacía a propósito.
Era demasiado.
Me alejé de ella, dejándola parada, llorando bajo la lluvia. Sabía que no podría superar lo que sentía por ella, que no podría olvidarla, y que siempre la querría. Pero tenía que dejar de exponerme a ser rechazado una y otra vez.
Ahora comprendía lo que intentaban decirme. Parecía tan sencillo de entender, mientras me alejaba sin ningún rumbo fijo, abandonando mi auto en el estacionamiento.
“La vida pasa demasiado rápido, y la gente cambia, no puedes evitarlo.” Había dicho Hikaru más de una vez. No les había dicho nada, pero ella y Gris sabían exactamente lo que sucedía.
Lo comprendían.
Pero no entendían por qué decidía torturarme a mí mismo.
Eimi era mi adicción.
Eimi, la niña perdida de ojos brillantes y sonrisa traviesa, que hacía insinuaciones sensuales y discutía conmigo sólo para molestarme.
Incluso Eimi, la mujer que estaba enamorada de otro, que iba a casarse, y que incluso cuando Akazawa había demostrado que no era lo que ella creía, seguía prefiriéndolo antes que a mí.
Ella no iba a cambiar, ya debería haberlo asimilado. Quería seguir siendo la misma que siempre había sido, pero no lo era. Las cosas no pueden cambiarse, el tiempo no puede dar marcha atrás.
Esa noche, me despedí de ella, para siempre. Me dije a mí mismo que, si ella volvía, si me llamaba, si se daba cuenta, la aceptaría sin reproches o rencores.
Pero no era tan idiota.
Eimi nunca haría algo así.
No era idiota.
Sólo estaba idiota, estúpida y patéticamente enamorado.
Y dolía.

Tema: Re: I SONG ~ One-Shot Lun Abr 27, 2009 3:04 am

Ayyyyy....por Kami!!!!! T.T
Me puse a llorar al leerlo...en serio...TT.TT
Es tan triste..pero lindo...y tierno....y triste...
¿Como haces para escribir tan bien? Es realmente fantastico!!
Waaaa!! me dio por el lado sensible......*se va a buscar una caja de pañuelitos descartables*

Tema: Re: I SONG ~ One-Shot Sáb Mayo 02, 2009 4:13 am

Kyaaaa qué liindooooo!!! T-T
si es verdad! dan ganas de llorar!
bueno me voy rapidísimo!!!!
porque quiero saber qué sigue! xD
está demasiado genial!!!

Tema: Re: I SONG ~ One-Shot Jue Mayo 28, 2009 2:59 am

TTTTTTTTTTTTTTT^TTTTTTTTTTTTTTT Yaaaaa no me jodas!!!
Esta re-buena y demasiado... triste!!!
Pobre Nioh... ToT siempre lo haces sufrir!!!!!!!
Me da penita... y...
haciendo un paréntesis....
Aquí ya me casaste con Syusuke!!!!!!!! hahhaha xDD

Tema: Re: I SONG ~ One-Shot Jue Mayo 28, 2009 8:45 pm

OMG,no hay palabras, muy bueno
un poco triste (un poco?), triste pero lindo
me encanta como escribes.

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