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 CAPITULO III

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Akemi
Hikaru sama
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Hikaru sama
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Hikaru sama


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MensajeTema: CAPITULO III   CAPITULO III Icon_minitimeVie Jul 23, 2010 4:05 am

Al fin una actualización xD Perdón por la demora. Espero que este capitulo les guste. Se ve ahora un poco más de "acción" y hay algunas escenas más...ejem...subidas de tono xD
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CAPITULO III



“Que nadie le diga lo que tiene que hacer a alguien
que ya ha decidido cuál debe ser su destino”


El silencio en el jardín trasero era casi nostálgico. El pequeño lago artificial dominaba por completo la estancia, rodeado de juncos y plantas exóticas en una armonía exquisita. El cuadro era casi paradisíaco, de no ser por la presencia en algún rincón de hombres vestidos de negro...y armados. No obstante, el ambiente estaba distendido, dentro de lo que se podía esperar en un grupo de personas de ese ámbito.

-Yo creo que deberíamos forzarlos a dejar la zona y borrarlos del mapa a todos de una maldita vez- el joven pelirrojo de cabello alborotado reposaba descansado su espalda en una de las columnas de madera de la galería, fumando tranquilamente su tercer cigarrillo del día.
-Fshhh...eres demasiado imprudente solo de pensar eso, Tooyama-a diferencia del chico que vestía el clásico atuendo de traje negro, Kaoru Kaidoh, conocido en el círculo de yakuzas como “Mamushi”, prefería algo mas casual, absolutamente convencido que un jean y una remera eran más acordes a su personalidad.
-¡Tonterías!-se burló el más joven- “las serpientes” se meten en donde no les incumbe y deberíamos hacerles saber que ese es nuestro territorio-agregó jugando intencionalmente con el doble sentido de la frase.
-¿¡Qué insinúas torpe!? Si tienes algo que decir, dímelo de frente y ya, idiota…fshhh…
-Justamente ese es el problema Kintarou- comentó el hombre de extraño vendaje quien aparecía por la esquina a escasos metros de donde estaban los dos conversando, apoyando una mano sobre el hombro de Kaoru para tranquilizarlo-ese es territorio de nadie. Es una zona borrosa y nublada...el kumicho cree que aún se puede obtener más rédito si se negocia con esos idiotas de los Atobe
-¡Shiraishi sama!-exclamaron los dos al unísono, con una respetuosa reverencia.

Shiraishi Kuranosuke los saludó respondiendo a la reverencia con otra, pero sin quitar la sonrisa de su rostro. Era un rostro tranquilo y amable. Todos conocían ese lado del joven, pero muy pocos llegaban a ver su faceta más oscura y peligrosa. Y aquellos pobres diablos que lo hacían, sencillamente no contaban el cuento. Era sabido que ver a Shiraishi Kuranosuke enfadado, realmente enfadado, era lo mismo que estar viendo tu propia sentencia de muerte.

A su lado, venía un pelirrojo alto, con mirada severa y rostro intimidante. Vestía un traje gris oscuro, con camisa clara, abiertos los primeros botones del cuello. Los dos jóvenes, bajaron aún más la mirada y recalcaron la reverencia.

-Wakagashira...-dijeron en voz baja- Buenos días...Atobe sama...

Shiraishi alzó una ceja mirando al pelirrojo de reojo.

-Por supuesto...mis disculpas, había olvidado que eran tu familia.

Kaizen lo fulminó con la mirada antes de responder.

-Que fueran mi familia no les quita lo idiota...son solo unos bastardos infelices...-no había ningún sentimiento de resentimiento u odio alguno en la voz. Shiraishi le sonrió de modo casi perverso, como si la respuesta dada lo hubiese satisfecho en más de un sentido.

-No se relajen demasiado. En unos minutos más, empezará la reunión con el kumicho por el asunto del ajuste de cuentas que tenemos pendiente-giró su rostro para hablarle directamente a Kaizen- tres de nuestros hombres aparecieron muertos hace dos días en la zona de los astilleros del puerto. La cara cortada y todos los dedos de las manos amputados. Esa es la marca de....
-Los “tigres blancos”...lo sé-terminó Kaizen por él. Sus labios se curvaron en una tenue sonrisa- la familia Shinoda se cree la gran cosa y no son más que unas ratas muertas de hambre...
-Exacto-secundó el de las vendas- unas ratas callejeras...-una sombra de enojo cruzó su semblante- no entiendo como sorprendieron a los nuestros.
-Seguramente sólo actuaban como títeres de alguien más. Sería suicida meterse con la familia Tezuka con recursos tan limitados-Kaizen se apoyó en la baranda de la galería, cruzando sus brazos a la altura del pecho-la pregunta, en verdad Kuranosuke, no sería como los sorprendieron...sino para quien trabajan...quien les dio los recursos y los datos necesarios para sorprender a los hombres.
-¡Los Atobe!-saltó casi de inmediato Kintarou, encendiendo un nuevo cigarrillo-¿Quién mas actuaría de esa manera tan cobarde?

Kaizen sonrió y miró al pelirrojo a los ojos generando en el menor una súbita sensación de pánico.

-A veces la respuesta más obvia y sencilla puede ser la correcta...
-Fshhh...¿aún creen que estamos detrás de la muerte del anterior kumicho? Es ridículo...
-No tanto Kaidoh, más bien, es demasiado lógico-siguió el pelirrojo-es sencillo, descabezando a la familia se fuerza a una sucesión. No es secreto de estado que no todos los miembros de la familia están de acuerdo con el nuevo kumicho. Keigo tiene tantos enemigos fuera como dentro de la familia-al decir esto último, sonrió aún más-con la sucesión forzada, se gana la posibilidad de una división interna, traiciones y confusión. Se debilita la estructura. “Divide y conquistarás”. Es crear la situación perfecta para atacar de lleno. Casi...demasiado perfecta...
-O sea que tu crees que si fuimos nosotros...-preguntó Shiraishi

Kaizen alzó los hombros y comenzó a caminar, alejándose.

-Yo no dije eso...solo pongo en evidencia el razonamiento de mi primo...yo tengo otras teorías...


*++*

Tomó la autopista casi en modo automático para dirigirse a la zona norte de la ciudad. En un abrir y cerrar de ojos se encontraba sumergida en el océano de tránsito de esas horas del día. Volanteó rápidamente para realizar el cambio hacia el carril rápido y pisó el acelerador hasta que el motor gruño en unos cómodos 120 km/h.

Aun masticaba la bronca por lo ocurrido hacía unos minutos con su adorado “marido”. No, no era bronca contra él. Después de todo, Keigo no tenía toda la culpa de lo que en verdad la molestaba. Era frustración, cansancio, hastío. Estaba harta de esa situación que la encadenaba a un hombre y un destino que no había elegido. Ella tenía sus propias metas y ambiciones, y no toleraba que su camino se hubiera visto truncado por una maldita broma pesada de la vida.

Subió el volumen del estéreo para intentar despejar su mente. Por supuesto, fue inútil. ¡Maldición! ¡Maldición! Dio dos golpes al volante y lanzó un insulto al aire. Casi de inmediato, comenzó a reírse de sí misma y de su repentina pérdida de control. La piel alrededor de la herida del labio, comenzó a arder y a tirar por el esfuerzo del músculo y sintió una pequeña gota de sangre volver a correr sobre la comisura de la boca.

-Rayos…-dijo para sí misma, mientras llevaba una mano a su pómulo. Sentía la zona caliente y comenzaba a latirle. Su boca se curvo en una especie de mueca grotesca. Se pondría negro, sin duda, y le sería difícil ocultárselo a él. Esta vez Keigo se había descargado con ganas-Maldito seas Atobe…

Aprovechó una pausa en el tráfico para elevar la vista hacia el espejo retrovisor y chequear el estado de su rostro. Frunció el ceño inmediatamente. Ajustó su vista para asegurarse. A unos autos por detrás del suyo, identificó un vehículo conocido. Una camioneta negra. Su conductor, un peliplateado absolutamente familiar.

-Pero qué demonios…-volvió a concentrarse en la fila de autos que comenzaba a moverse-Eres una basura Oshitari…-dijo en voz baja. Tal vez fuera sólo una coincidencia, pero muy dentro de ella sabía que el muy maldito había mandado a seguirla. Eso la enfureció aún más de lo que ya estaba. Mucho más que los golpes de Keigo. Maniobró rápidamente aprovechando un hueco en la hilera de vehículos y en un movimiento algo brusco adelantó tres autos. Miró hacia atrás y casi a modo de espejo, la camioneta repitió sus movimientos-Mierda…-ahora no había duda.

Su mente comenzó a trabajar veloz. Debía perderlo antes de encontrarse con él. No podía arrastrar a Nioh hacia donde iba. Un nuevo insulto salió de sus labios, al tiempo que tomaba una decisión. A la primera oportunidad que tuvo, tomó una salida y bajó de la autopista. El cambio en la dirección fue rápido y era más que seguro que el chico se daría cuenta que ella se había percatado que la seguían. Un shock de adrenalina repentina la hizo sonreír por lo bajo.

Tomó una de las calles laterales y en menos de un minuto, tenía nuevamente la camioneta detrás de ella. Siguió los movimientos del vehículo por el espejo. Debería balancear las posibilidades. El chico era mucho mejor conductor, pero ella conocía la zona como la palma de su mano. Una idea cruzó por su mente y extendió la mano a su bolso para cerciorarse que tuviera lo que necesitaba. Cuando sus dedos rozaron el metal frío, sonrió nuevamente y volvió a cambiar la dirección, subiendo por una avenida.

A simple vista parecía un recorrido sin sentido y completamente aleatorio. La camioneta la seguía sin perderle el rastro a unos cómodos 100 metros. Sonrió. Era bastante distancia. Eso significaba que el chico confiaba en sus habilidades…o la subestimaba. Con un nuevo giro llevó al convertible por una calle más pequeña, menos transitada. Disminuyó un poco la velocidad para asegurarse de no perderlo. La distancia entre los coches disminuyó unos metros.

Tres calles más adelante, salió a otra avenida principal y se sumó a la fila de autos que peleaban por un lugar a golpes de bocinazos. Estuvo dando vueltas casi por media hora. Era tarde, pero esto era necesario. Dos cuadras delante divisó la estructura que estaba buscando. Uno de los edificios más grandes de la ciudad…con un estacionamiento de varios subsuelos. Siguió derecho por la calle y a último momento volanteó y se metió en la rampa que llevaba a los pisos inferiores. Segundos después escuchó el sonido de los frenos y los neumáticos sobre el asfalto y el quejido de la suspensión de la camioneta entrando detrás de ella.

-En la jaula como una comadreja, Masaharu…-bajó unos pisos más y se metió entre la hilera de autos estacionados, apagando el motor y esperando. Segundos más tarde, escuchó el motor de la camioneta. Miró hacia la plataforma de entrada, humedeciendo su labio inferior ante la expectativa. El rugido aumentó y no tardó en ver aparecer la trompa del vehículo. Encendió su convertible nuevamente y puso el cambio, acelerando en una fracción de segundo, exigiendo al máximo las reacciones de su auto. Lo condujo directamente hacia la camioneta, con toda la intención de colisionar contra ella. Pudo ver por el parabrisas la cara de sorpresa de Nioh, y lo vio volantear para esquivarla.

Con una maniobra hábil cruzó el auto, cercándolo contra la pared, obligándolo a frenar de golpe para evitar el choque. Los hombres eran a veces tan predecibles. Ellos y su fetichismo y enamoramiento platónico con sus maquinas. El chico la miró con los ojos bien abiertos entre sorprendido y molesto. Apoyó su antebrazo en la ventanilla y le sonrió de modo encantador. Ella le devolvió una sonrisa casi burlona.

-¿Estás perdido, Masaharu?
-No realmente. Aunque confieso que un poco sorprendido. Eres buena, linda…
-No tienes idea de cuánto imbécil…-al chico se le transfiguró el rostro cuando vio a la pelirroja sacar el arma semiautomática de su bolso y apuntar directamente a su cabeza-hasta aquí llegas precioso…

Nioh sonrió, relamiéndose.

-Oh, vamos Hikaru…no irás a dispararme, ¿no? Sabes que no te conviene.
-¿Y qué sabes tú sobre lo que me conviene o no?-lanzó una carcajada-no debes subestimar a una mujer enfadada…-sin decir más, disparó a los dos neumáticos laterales. Estos quedaron en llanta inmediatamente luego de una pequeña explosión-no te vuelo el cerebro porque no quiero arruinar ni tu lindo rostro, ni empeorar mi ya mal día-volvió a apuntar a la cara del chico-pero si vuelvo a ver por el espejo retrovisor la trompa de tu camioneta oliendo el trasero de mi convertible, la próxima irá entre tus ojos…-tiró el arma en el asiento del acompañante y puso el cambio-la próxima vez, dile al idiota de Yuushi que si quiere saber a donde voy, que tenga la decencia de preguntar…

Sin decir más, salió velozmente sin darle tiempo a responder. Dedicó una mirada más hacia atrás, para ver al chico salir del vehículo y darle dos patadas a los neumáticos.

*++*

Inui Sadaharu se detuvo frente a la puerta del cuarto del saiko komon y dudó unos segundos antes de golpear. Una voz algo pastosa le indicó desde adentro que la puerta estaba abierta. ¿Eso quería decir que podía entrar? Lentamente giró el picaporte y empujó la puerta con cautela. Dentro, el ambiente estaba en penumbras y algo denso, con un aroma algo particular, pero conocido. Inui frunció el seño.

-¿Kamui san?-preguntó en un tono un tanto tímido que contrastaba notablemente con su llamativa altura.
-Sadaharu…que sorpresa…-le respondió la misma voz que lo invitó a pasar. Inui buscó con la vista en la escasa luz. Cuando sus pupilas se acostumbraron, el cuadro que vio lo dejo un tanto shockeado. En el amplio sillón de tres cuerpos color negro que adornaba uno de los laterales de la habitación, Kamui le sonreía con una mueca algo extraña.

Casi podía asegurar que cuando sus ojos grises se posaron en él, brillaron de modo diferente. Al costado derecho del chico, se encontraba una mujer joven y hermosa, casi recostada sobre él, acariciando el pecho desnudo que se dejaba ver por su camisa abierta, y lamiendo de modo casi descarado la curvatura de su cuello. Kamui tenía uno de sus brazos rodeando la espalda de la chica, y con el otro flexionado, sostenía su cabeza en un gesto relajado. Arrodillada en el suelo, entre las piernas del joven, otra mujer en escasa ropa, mantenía su cabeza hundida en la entrepierna del chico, donde el pantalón se veía abierto y el cierre bajo. La chica levantó el rostro y le dedicó al recién llegado una sonrisa sensual, limpiado sus labios con el dorso de su mano y relamiéndose.

Frente a ellos, en una mesita baja se encontraba una pipa de metal larga y finamente tallada, además de una serie de utensillos adecuados para la tarea. Un plato pequeño con una sustancia pastosa marrón, un cuchillo y un pequeño hornito donde hervía una cantidad de agua. Inui volvió a fruncir el ceño y retiró sus ojos de la imagen, algo sonrojado.

-Sadaharu…¿no me digas que el chico serio se ha avergonzado?-rió Kamui sin moverse-no pongas esa cara…-frunció los labios con fingida inocencia, luciendo por unos segundos menor de lo que era y tremendamente infantil-puedes unirte a la fiesta, ¿sabes? No me molesta compartir…y dudo que a las damas les incomode la idea...

Inui volvió a mirar al chico en el sillón de modo algo severo.

-No…gracias. Sólo…venía a buscarlo. La reunión con el kumicho está por empezar…
-Tsk…que desilusión… ¿sólo vienes por eso? Y yo que pensé que podíamos divertirnos un rato- Inui no respondió-bien, bien…-hizo un gesto a las dos mujeres de modo algo brusco. Ambas se levantaron y salieron rápidamente del cuarto dejándolos solos. Inui esperó a que salieran sin dignarse a mirarlas siquiera. Kamui se levantó lentamente del sillón y se acercó al muchacho alto, sin tomarse la molestia de abrocharse el pantalón o la camisa.
-Ya…quita esa carota, ¿quieres?-se relamió mirándolo desde abajo-me aburre de sólo mirarte-extendió su mano y rozó la mejilla de Sadaharu con la yema de sus dedos-o tal vez quieras castigarme…

Inui corrió bruscamente la mano del chico de su rostro.

-Deja eso…

Kamui alzó una ceja divertido

-¿Estás molesto, Sadaharu?
-¿Para qué preguntas una obviedad? ¿Te divierte?
-Ciertamente…- tomó al chico de la cintura del pantalón y lo atrajo hacia él con una sonrisa en los labios-¿no quieres divertirte conmigo?

Esta vez Inui sonrió con él y tomó el rostro del chico entre sus manos, una mano detrás en la nuca y jalando del cabello lo miró a los ojos.

-Tal vez quieras que termine lo que comenzó la señorita que plácidamente estaba acomodada entre tus rodillas…-lo obligó a retroceder hasta sentarlo nuevamente en el sillón. A pesar de su altura, el morocho se acomodó encima de Kamui, con una rodilla a cada lado de su cadera-¿Por qué sigues consumiendo esta mierda? Te nubla el cerebro…
-Pero el opio era conocido en la sociedades sumerias y babilónicas…y ya se usaba como medicina en Egipto antiguo…-le dijo en tono burlón- y tan mal no les fue…

El chico alto de lentes sonrió antes de responder.

-No, simplemente o desaparecieron o se convirtieron en países tercermundistas…-Inui deslizó sus manos a la cintura del chico, arrancando un gemido en el más joven-si vas a buscar una excusa, te conviene aprender un poco más de historia…-los dedos hábiles de Inui comenzaron a acariciar rítmicamente el miembro ya excitado del chico. Kamui tiró hacia atrás la cabeza y de su garganta se escapó un gemido de placer ahogado.
-De…deberías probarlo…es…bastante placentero…-dijo casi en un suspiro
-Prefiero otros placeres…como el placer de asesinar a alguien-dijo con una sonrisa algo perversa-o…este placer…-se relamió aumentando la velocidad de la caricia.

Kamui ahogó un nuevo gemido mordiéndose el labio y arqueó su espalda, cerrando los ojos. Inui sonrió nuevamente y se inclinó para besar su cuello, rozando la piel con sus dientes. Lamió lentamente siguiendo el recorrido de la yugular hasta llegar a su oído. Apoyó en él sus labios suavemente y le susurró.

-¿Ves? ¿No es infinitamente mejor?-se detuvo abruptamente-piénsalo…-se levantó de pronto, dejando al chico extasiado pero sin llegar al clímax pleno. Cuando Kamui abrió los ojos sorprendido y levemente desorbitado, Inui clavó su mirada en él, sin borrar la burla del rostro-la reunión con el kumicho está por empezar…no debemos hacerlo esperar…-giró sobre sí mismo y se dirigió a la puerta. Kamui no pudo articular palabra pero tenía la confusión tatuada en el rostro-y si te preguntas…sí, es un castigo…

Abrió la puerta y salió sin decir más. Una vez fuera, ajustó sus lentes y sus labios se curvaron en una mueca algo perversa, casi demasiado. No tardó en escuchar el sonido de un objeto golpeado la puerta del lado de adentro de la habitación. Se alejó por el pasillo en silencio.

*++*

El pelirrojo caminaba de un lado a otro de la habitación, casi imitando a un león enjaulado. El ya había llegado demasiado tarde, la reunión con Tezuka había sido más larga de lo pensado y estaba seguro que ella ya estaría ahí. La sorpresa al encontrar la habitación vacía y en completa oscuridad, se clavó en su pecho generándole una punzada de preocupación. Las paredes con empapelado manchado y deteriorado casi parecían burlarse a cada minuto que pasaba.

Miró por la ventana. El sol estaba por desaparecer por el horizonte, tiñendo la ciudad con matices naranjas. Aflojó el nudo de su corbata hasta pasarla por encima de su cabeza. Era tanta la ansiedad que sentía que se había olvidado por completo de ponerse cómodo. Necesitaba relajarse. Se quitó el saco y lo colgó prolijamente de la silla. Aflojó los precintos que sujetaban ambos revólveres al costado del torso y se permitió cerrar los ojos un momento. Era tarde, demasiado tarde. Ya no vendría. Sólo esperaba que no le hubiera sucedido nada.

El chasquido del seguro de la puerta y el picaporte girando lentamente, alertaron sus sentidos en una fracción de segundo. Desenfundó por instinto antes incluso que su cerebro tomara la decisión de hacerlo y apunto a la puerta, soltando el seguro del arma. La puerta se abrió con un gemido lastimero de los goznes poco aceitados.

Los músculos de la espalda del chico se relajaron por completo cuando reconoció el rostro de la persona que entraba. Volvió a colocar el seguro con un rápido movimiento del dedo y guardó su arma.

-Pensé que ya no vendrías…
-¿Esa es tu mejor disculpa por recibirme con el cañón del arma apuntando a mi cabeza?-la chica sonrió con todo el rostro y apoyó su espalda en la puerta, cerrándola con su propio peso. Miró al pelirrojo a los ojos, dejándose deslumbrar por el juego de sombras y luces naranjas sobre su rostro.
-Es tarde…de verdad pensé que ya no vendrías...-Kaizen dejó el arma sobre la mesa y se acercó a ella, lentamente, como un predador acechando a su presa.
-Quería hacerme desear un poco...-sonrió ella de lado

Estando a solo un paso, el joven se quedó helado.

-¡¿Qué mierda es esto Hikaru?!-eliminó la distancia que los separaba con un paso y levantó el rostro de ella del mentón, quitándole los lentes de sol. Los últimos rayos de sol dejaron ver el color morado verdoso de su mejilla derecha, así como el labio hinchado y partido.

-Nada importante…sólo olvídalo-Hikaru retiró suavemente la mano del chico y se escabullo de costado hasta sentarse en la cama, quitándose el sobretodo en el camino de modo despreocupado.
-Fue él…-no fue una pregunta, sólo la afirmación en voz alta de lo evidente-¡¡¡FUE EL BASTARDO DE KEIGO!!!!-la tomó firmemente de los hombros-¡¡¿Como se atrevió a ponerte un solo dedo encima?!! Juro que romperé los dientes y desfiguraré la cara de ese maldito cobarde hasta que llore pidiendo misericordia...

La muchacha sonrió con cierta resignación.

-Ya déjalo, Kaizen. No es para tanto. Soy su mujer, sabes que puede hacer conmigo lo que le plazca.
-No, no tiene que ser así. Detesto que te toque. En todo sentido-el joven deslizó las manos de los hombros hacia los brazos de Hikaru. La piel de ella se erizó con el sólo roce-y tu eres mía, no de él. Sólo estas a su lado circunstancialmente, es todo.
-Agradezco la intención, pero sabes que no es así-una sombra de tristeza nubló su semblante-yo me siento tuya, en todo sentido, pero la realidad es que soy de su propiedad-alzó sus manos lentamente para apoyarlas de forma suave sobre el pecho del chico-pero al menos tenemos esto. Nadie puede quitarnos estos momentos...

El pelirrojo se alejó violentamente.

-No es suficiente-sentenció mirándola de lleno-no me alcanza.
-Lo siento, pero es todo lo que tengo para ofrecer. Mi corazón, mi cuerpo, mi alma...no tengo más. Mi vida, desgraciadamente esta atada a él.

Kaizen se apresuró a arrodillarse frente a ella, ubicándose entre las rodillas de la chica, abrazándola por la cintura y hundiendo su rostro en el vientre.

-No te estoy reclamando nada. Sólo que no me alcanza con tenerte de a ratos Hikaru. Te quiero a mi lado todos los días y todas las noches. Además, te expones a un peligro enorme. Cada vez que nos juntamos, corres un peligro que quisiera evitar.

Hikaru tomó el rostro del chico entre sus manos y lo alzó para verlo a los ojos.

-Prefiero que me maten por arriesgarme con esto a tener que vivir mi miserable vida sin poder siquiera mirarte-se inclinó a besar su frente-es una decisión que tomé hace tiempo. Nadie me obliga a ello-le dedicó una sonrisa y una mirada algo traviesa-ahora, caballero, ¿podríamos discutir esto más tarde? Sabes, he recorrido toda la ciudad y aún no he recibido ni un pequeño beso de su parte...

Kaizen le devolvió una mirada similar. Se puso de pie y en el movimiento, empujo a la chica hacia atrás, apoyando su espalda suavemente en la cama. Se ubicó encima de ella con el rostro a escasos centímetros de distancia y le sonrió relamiéndose.

-Eso es algo en lo que puedo complacerte...Hikaru....

Como respuesta, ella alzó los brazos y los enredó en el cuello del joven, atrayéndolo hacia sí. Afuera, el sol desaparecía por el horizonte, dejando lentamente la ciudad a oscuras. Despacio, las sombras y la negrura cubrían la ciudad, que comenzaba a irradiar el brillo artificial de las luces de neón. Dentro, la ropa desprendida de los cuerpos, caía sin cuidado al suelo, mientras que las sábanas se enredaban sobre los amantes al ritmo de las caricias y los besos...

*++*




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Akemi
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MensajeTema: Re: CAPITULO III   CAPITULO III Icon_minitimeMiér Jul 28, 2010 3:35 am

Me mató el "escenas subidas de tono" xD

Waaaa adoro las historias sobre Yakuzaaa >.<
Estuvo muy genial el capii
Ese Kamui... xD siempre con su forma tan "especial" de ser
Y Hikaru, toda ruda xD
Hace falta decir que quiero leer el siguiente?? xD

En serio >.< muy buenoo!!
Me encanta tu manera de escribir ^^
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MensajeTema: Re: CAPITULO III   CAPITULO III Icon_minitimeMar Ago 03, 2010 11:12 pm

Hika-chan malvada,no me habias dicho que habias actualizado el fic >.< (ntc es broma xD)

Me encanto la conti, sobre todo la linda persecusion entre Nioh y Hika xD.
Que crueldad lo que le hizo Inui a Kamui, era comprensible que por eso Kamui actuara asi.
Por cierto, yo quiero leer a Shiraishi enojado xD

Espero el siguiente capi con ansias ^^
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MensajeTema: Re: CAPITULO III   CAPITULO III Icon_minitimeMiér Ago 04, 2010 2:12 am

Ehhhh!!!
Inui!!!!!!!!!!!!!
.....
........
................
Masaharu.... eso le pasa por subestimar a las mujeres hahahha xDDDDDDD
que genial!!!! me encanto la escena del correteo hahhahah xDDD
ESa Hikachan hahahha como se divierte escribiendo ne???
Y... me imagino que Kaizen SI sabe como complacerte hahaha xDD
Aaay Hika-chan,... sube los otros capítulos también que está re-bueno!!!
LO JURO!!
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MensajeTema: Re: CAPITULO III   CAPITULO III Icon_minitimeJue Ago 05, 2010 5:00 pm

Inui va a recibir una demanda por 'abandono del deber'. XDDD

Akemi, que es eso de 'especial'?! XDDD Tsk, es Hikaru la que lo usa para estas cosas y le hace mala fama!!! El original es 100% inocente.

>.>

Nee-chan, a ver si estudiamos menos y escribimos mas, eh? XDDD Que el pueblo pide otro capi XD
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Kira Hatake
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MensajeTema: Re: CAPITULO III   CAPITULO III Icon_minitimeJue Ago 05, 2010 11:42 pm

¡Holitaaaaaaaaaaaaa!!!
Me he leido los tres capis de golpe y me han encantado.
La historia de mafias me parece de lo más interesante, sobretodo cuando hay alguna que otra traición y si es amorosa mucho mejor XD. Twisted Evil
La persecución de Hikaru y Masaharu me parecio de lo más original y me gustó mucho como lo escribiste. Very Happy
La escena de Inui y Kamui me sorprendió mucho, no me esperaba eso de Inui. Embarassed
Bueno espero que pronto pongas conti. Rolling Eyes
Cuídate y besos
Adiositooooooooooooooooooooooo!!! pirat
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Hikaru sama
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MensajeTema: Re: CAPITULO III   CAPITULO III Icon_minitimeVie Ago 06, 2010 6:16 am

Citación :
Nee-chan, a ver si estudiamos menos y escribimos mas, eh? XDDD

Que clase de consejo es ese???!!! xDD

Jajaja, gracias de verdad por leer!! Tengo más y prometo subir pronto.
Tengo que revisar algunas cosas (mi obsesión por las revisiones se complejiza ¬¬) y prometo traer mas.

Gracias de nuevo por leer! Me pone muy feliz que les guste >.<
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