File 4: Senri Chitose
Hikaru fue el primero en abrir la puerta y asegurarse de que el lugar estaba vacío. Volvió poco después y agarró a Nika de la mano, mirándola con firmeza para insuflarle seguridad. La pelirroja tenía un don para generar ese tipo de cosas en los hombres, era casi natural para ella. Era como una niña que inspiraba instantáneos deseos de protección. Kuranozuke solía llamarla Lolita.
Itoe se mantuvo a mi lado. La chica era una imagen de la tranquilidad. Seguramente eso era lo que lograbas al estudiar medicina. Para ella, esto no sería mucho peor que ver niños morir o algo semejante. La admiré con sinceridad.
Los cuatro entramos al salón de fotografía con paso algo tembloroso, y por los ojos frenéticos de Hikaru y Nika, esperando encontrar algo. Al fin de cuentas, la tal Gris había dicho que algo quería entrar. Ellos dos eran los únicos que habían estado tan cerca de esas criaturas, y estaba seguro que no les gustaría volver a estarlo. La imagen de Kippei debía ser demasiado fuerte.
Mientras manteníamos silencio en el umbral de la puerta, un llanto apagado resonó casi como una bocina en el cuarto. Parecía la chica del video. Estaba aterrada.
“Somos nosotros.” Ofreció Itoe. “Estamos… estamos aquí. Dónde estás?”
La chica debió de quedarse quieta, porque nada se escuchó después de las palabras de la castaña. Después de unos segundos, los ruidos volvieron, y los cuatro entramos al laboratorio, cerrando la puerta detrás de nosotros. Hikaru se quedó allí con el arma en mano, listo para deshacerse de lo primero que cruzase su línea de visión. Apenas si tenía seis balas, y había que cuidarlas. Si tenía que confiar en alguien para eso, ése era Hikaru.
Nika e Itoe se acercaron a las paredes laterales, buscando alguna puerta o algo similar, pero yo me quedé junta a la puerta. Si algo sucedía, Hikaru no podría hacer todo solo.
Seguí con la mirada a las chicas, hasta que Itoe se detuvo frente a una pantalla roja que parecía parte de la pared. La corrió rápidamente, y detrás, se encontró con una pequeña puerta a nivel del suelo. Nika corrió a ayudarla, y entre ambas, la abrieron.
Una chica de cabello oscuro cayó al suelo. Estaba atada de pies y manos, y tenía en la boca una cinta adhesiva que había logrado sacar vaya uno a saber cómo. Pero más allá de eso, no parecía herida. Itoe se apresuró a hacer un reconocimiento mientras Nika la desataba, asegurándose que no había nada de lo que preocuparse, y luego la ayudó a pararse.
De alguna forma, todo mantenía un margen de irrealidad, como si fuera un sueño o algo que realmente no estaba sucediendo. Tardaba más de lo normal en procesar todo, pero no quería procesarlo. Preocuparme por toda la gente que quería en ese momento no serviría de mucho más que poner en riesgo mi vida y la de los que me acompañaban.
No presté verdadera atención a la chica explicando lo poco que sabía, o por qué había terminado allí o vaya uno a saber qué. Estaba más preocupado en intentar discernir algún tipo de ruido potencialmente peligroso. Pero no había nada.
Eso era incluso peor.
“Vamos, chicas! Pueden dejar eso para después.” Se quejó Hikaru, cerrando del todo la puerta y volteándose hacia ellas.
Las tres, que habían estado hablando en voz baja de cosas que no escuché, levantaron la vista hacia él y asintieron. Todos sabían dónde estábamos, y todos estábamos seguros de que ése no era el lugar indicado para quedarnos.
“Abajo.” Respondió Nika una pregunta de la castaña. “Hay cuatro chicos más.”
“Oh… Gracias.” Repitió Gris, aturdida. Y luego continuó con lo que venía diciendo. “Y… y él me encerró ahí.” Dijo, respirando profundamente para no llorar. “Dijo que así no… no me sucedería nada. Sabía que no iba a dejarlo ir solo si de mí dependía!”
“Bueno… No tiene sentido preocuparse por eso ahora, no? Al menos estás bien.” Nika sonrió. La chica había hecho una transformación magnífica mientras subíamos las escaleras. Ya no parecía una cuerda en tensión lista a estallar, a punto de largarse a llorar o perder la cordura. Hikaru también lo había notado, y le costaba quitar la vista de ella.
“Supongo que sí.” Aceptó Gris, sonriendo.
“Deberíamos ir volviendo…” Ofreció Itoe lentamente, sin querer interrumpir. Yo asentí, pero antes de que pudiera decir algo, Nika me interrumpió. “Pero no creo que sea bueno que vayamos todos juntos.” Dijo. “Sería demasiado ruido junto.”
“Pero si nos atacaran, sería más sencillo vencerlos.” Argumenté. No estaba demasiado en contra de lo que ella decía, y podía entenderlo, pero no iba a sentirme tranquilo de dejar a una de las chicas sola atrás.
“Pero si vamos de a pocos, quizás ni nos ataquen.” Insistió la chica.
“Podrían ir ustedes tres.” Agregó Hikaru, señalándonos a Itoe, Gris y yo. Me tendió el arma. “Nika y yo iremos detrás. Tenemos sus cuchillos y podemos quedarnos con uno de los encendedores…”
No era lo suficientemente estúpido como para oponerme a los dos, y ya sabía que no ganaría. Asentí. “Bien. Pero salimos ya.” Dije.
Nadie se opuso, y mientras las chicas intercambiaban besos y abrazos y armas, Hikaru y yo sólo nos miramos algo incómodos. Suerte era la única palabra que flotaba entre todos.
Pocos minutos después, Itoe, Gris y yo estábamos en el medio del pasillo desierto. Íbamos los tres juntos, conmigo en el medio, apuntando hacia delante con el arma y una de las linternas. Estaba todo prácticamente oscuro. Algo estaba por pasar…
“Vayamos más lento…” Dijo Itoe en voz baja, pero no nos estaba mirando a nosotros.
Tenía los ojos fijos en las escaleras que descendían frente a nosotros. Gris y yo la imitamos, pero no pude distinguir nada. Bajamos con lentitud, esperando encontrar algo. Pero el piso inferior estaba tan vacío como el anterior. La escalera no estaba en la otra punta en este caso, y nos acercamos a ella.
De pronto, la castaña se tensó, y me aferró de la mano.
“Escuchan?” Preguntó en un susurro.
No.
“Es… Es…”
No alcanzamos las escaleras.
De pronto, cuatro de esas criaturas estaban frente a nosotras, listas para atacar. Sólo faltó el chillido de Itoe para que todos reaccionáramos.
Tema: File 4: Senri Chitose 
Vie Mar 13, 2009 1:23 am
