* Hana To Yume * - Prince of tennis - rol and fics
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 Capitulo 16

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kaidoh-kiddo
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kaidoh-kiddo


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Escuela : Capitulo 16 Seigaku
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Tu Personaje
Tu personaje:
Tu personaje de Tenipuri: Kaoru Kaidoh
Tu Prince or Princess: Inui Sadaharu

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MensajeTema: Capitulo 16   Capitulo 16 Icon_minitimeSáb Jun 12, 2010 3:33 am

La voz de Kaoru retumbó, como si proviniera de un lugar absolutamente lejano y se concentrara repentinamente en esa habitación. Kamui volteó, sus ojos abiertos de par en par, para ver a Hazue retornarle la mirada. Pero el príncipe no tardó en comprender que no era Hazue quien había hablado, ni era él quien le miraba, sino Kaoru.

-D…Donde…?

-Kamui, no sigas!!! No puedes sacrificar a Hikaru por esto!!!

El muchacho borró con rapidez la sorpresa de su rostro cuando comprendió que los dragones habían atrapado a su hermano y habían utilizado la energía de Kaoru para engañar a las barreras del castillo y poder finalmente acceder a ellos. El enojo pintó su rostro, deformando su inexpresiva máscara.

-Kaoru! Tienes que intentar liberarte!!! Si te obligaron a…- La voz, saliendo de los labios de Hazue, interrumpió al muchacho de forma absoluta.

¬-No me están obligando! Quise verlo con mis propios ojos! Kamui, te pedí que no lo hicieras, y aún así… No vale la pena, por favor! Hikaru no se merece esto!

Kamui escuchó las palabras, el reto de su hermano con una expresión de incomprensión tan infantil, que resultaba incoherente. Parecía un mero niño que no entiende porque sus padres repentinamente se enfadan con él. Sin embargo, cuando su rostro volvió a transformarse en furia, el hechizo se había roto, y el niño que había dejado verse volvió a hundirse dentro de él.

-‘No vale la pena’?! Estoy dándote tu libertad!!! Estoy dándole una maldita vida a Hazue!!! Como puedes decir que eso no vale la pena!?

-Vas a matarte haciendo esto, Kamui!

El muchacho dejó escapar una repentina risa, casi histérica y descontrolada en su incredulidad.

-Matándome!? Mató a Jaeff cuando me transformé en la maldita marioneta que soy, y me mató a mi!!! No me digas que va a matarme ahora, Kaoru! Al menos Hazue se merece la normalidad!!!

-Lo haremos de otra forma. No quiero mi libertad si este es el precio, Kamui! Debiste decírmelo antes de hacerlo! Te pedí que me esperaras y lo primero que haces…- Kamui lo interrumpió, enfurecido.

-NO HAY OTRA MALDITA MANERA!!! Crees que no lo haría si la hubiera?! Kaoru, eres un idiota! Por qué rayos crees que no te esperé?!

-Por eso también…- contestó Inui, casi inconcientemente- por eso también echaste a Akemi y Fuji, y esperaste a que Kaoru se fuera. Para que no quedaran como culpables por esto. Akemi lo sabía, Kamui.

Los ojos de Kamui se clavaron el Inui con toda la intensidad de su odio, demandando silenciosamente que se callara, pero el muchacho meramente sonrió de forma débil, casi disculpándose por haberlo leído con tanta facilidad. Kamui desvió la vista, volviendo a Hazue, sabiendo que Kaoru estaba del otro lado.

-Kaoru, estás débil. El ejército no puede contra los dragones, y lo sabes- Comenzó, con la voz de una persona que trata de razonar con un niño particularmente testarudo. – Si no hago esto ahora, sin duda morirás. La batalla es demasiado grande, y perderla te robará de toda tu energía! No puedo detenerme!

-Demonios, Kamui, y si lo haces, los dragones me matarán a penas termine!!!

-Al menos tendrás tu maldita energía para defenderte!!!- Espetó el príncipe, casi en desesperación por hacer entrar en razón a su hermano. Pero se frenó cuando notó un pequeño cambio en el rostro de Hazue. Los ojos del muchacho, hasta entonces ausentes, emitieron un pequeño destello de vida, y el rostro se transformó, casi tan lento que resultaba imposible de percibir. La voz que salió de sus labios no era la de su hermano, sino la suya propia. Un leve matiz de niño, una dulce pero firme tonada, puramente Hazue.

-…Amui. No…quiero…verte así- Se escuchó, aunque tan entrecortado por la dificultad que acarreaba para el muchacho utilizar su voz. Los ojos de Kamui se abrieron de tal forma por la sorpresa, como si no quisiera pestañar por miedo a perderse algo. Un pequeño destello azul se derramó por la mejilla de Hazue, dejando una estela contra la luz dorada que comenzaba a flaquear. Hikaru sintió el flujo de energía disminuir, y tomó una bocanada de aire, casi lamentándolo luego. Pero Kamui no la había escuchado, y su brazo cayó pesado a su lado, soltando la frente de Hikaru, como si tan solo la energía lo hubiese mantenido erguido y no su propia fuerza. Caminó casi hipnotizado hacia Hazue, sin perder de vista el rostro del muchacho. Elevó la mano que había estado robando la energía de Hikaru hacia Hazue, rozando su mejilla y quitando con el pulgar la lágrima que aún brillaba sobre su piel. Elevar el brazo le había dado una punzada de dolor donde la hoja envenenada aún se clavaba en su cuerpo, pero fue ignorado por completo. Su mirada, casi febril, continuó mirando a Hazue, pero el muchacho había vuelto a su estado anterior. Kamui extendió su magia de forma aún más demandante, y accedió a Hikaru sin tocarla. Era más difícil de esa forma, pero deseaba ver de cerca el rostro de Hazue reaccionar con vida otra vez. Sin embargo, otra clase de energía le impedía hacerlo. Kamui observó alrededor en incomprensión, renovando sus intentos, pero la energía canalizada era bloqueada, y casi parecía empujada nuevamente hacia él.

Con ojos llenos de incredulidad, Kamui comprendió que el mismo Hazue estaba rechazando la energía.

-No… Hazue, por favor! Vamos, solo un poco más!!! No hagas esto! – Kamui corrió hacia Hikaru nuevamente, apoyando su palma contra la frente de la chica, pero nada funcionaba. Lejos de abandonar, el príncipe renovaba sus intentos con más fervor que los anteriores. Pero la energía volvía a Hikaru, consiguiendo solo debilitarlo.

Kamui se estaba debilitando. Hazue perdía nuevamente su conciencia, y, Hikaru sabía, a travez de su vínculo de sangre con el clan, que Kaoru también estaba al borde de su muerte.

Los agarres se debilitaron alrededor de sus muñecas y de sus pies. Con un pequeño movimiento, se deshizo de ellos fácilmente, y la planta no intentó volverla a atrapar. Su cuerpo giró hacia la plataforma tan rápido como se lo permitía, y saltó sobre ella de forma débil y torpe, pero decidida. Las barreras de magia, antes extremadamente poderosas, temblaron y se deshicieron en luz cuando las atravesó, inútiles. La escama había caído al piso, tintineando contra la piedra de forma demasiado ensordecedora para el tamaño que tenía, como si el peso se valiera por el poder y no su corporeidad. Los dedos de Hikaru aferraron el pequeño pedazo de lo que antes había creído metal, y ahora sabía parte de ella. Apretó la escama con tanta fuerza que los bordes, duros como el diamante, hundieron sus filos en su palma, haciendo brotar su roja sangre y tiñendo de carmesí el dorado. No sabía como hacerlo, y sin embargo, lo sabía. Era un instinto. Ese inmenso poder era tan ajeno como familiar. Y canalizó todo, nuevamente, en Hazue.

Dolía menos que tener tu propia energía arrebatada, pero dolía. Sus músculos se tensaron nuevamente, pero se mantuvo firme. Era absurdamente fácil, pensó. Tan absurdo que hacía que su propia debilidad pareciera un engaño. Pero era real. Sintió sus piernas ceder, y sus rodillas dieron dolorosamente contra la roca. Pero la energía, materializándose ahora visiblemente en hebras de luz blanca, fluía estable hacia Hazue.

Pero Kamui, aunque sorprendido por el gesto, sabía que la chica no duraría mucho tiempo más. Hikaru apoyó su brazo libre en la piedra, intentando mantenerse erguida, pero la respiración entrecortada era claro indicio. Volteó hacia Hazue, reconociendo los signos de recuperación, pero lentos. Demasiado lentos para el rítmo con el que Hikaru se debilitaba.

Sus ojos cayeron en Inui, y el muchacho, como si hubiese sentido el peso y significado de esa mirada, quitó sus ojos de la figura de Hikaru para enfrentar la mirada gris de Kamui. Sus propios ojos, detrás de las gafas, estaban llenos de determinación.

-Hazlo- Dijo, aunque sus palabras fueron sordas al ser absorbidas por la energía. Pero el príncipe leyó sus labios con total claridad. – Hazlo antes de que sea muy tarde para ella.

Kamui extendió su brazo, dibujando en el aire símbolos de luz, sin dejar de mirar los ojos de Inui. Pero se frenó en el último carácter, dejándolo inconcluso y su mano congelada en el aire. El brillo de la energía titubeó con el hechizo sin completar, dispuesto a desaparecer si no era concluido.

-Apúrate!- Volvió a formular, y la mano de Kamui, como si de un impulso se tratara, terminó de esbozar el último carácter.

Pero el círculo de magia, con las palabras flotando en el aire, se cerró sobre él mientras le daba la espalda a Inui. Los gritos del muchacho pidiéndole que no lo hiciera se perdieron en la habitación, sin ser escuchados, su energía intacta.

Kamui aferró con su magia las hebras de energía de su cuerpo que estaban sanas, dejando atrás las que sabía estaban atadas a un compromiso, a sus emociones, al clima, y a su propia debilidad física. Utilizando su propio circulo de magia como puente entre él y Hikaru, alimentó de su energía a la chica. Hikaru se incorporó sobre sus rodillas nuevamente, y, sin dejar de mirar a Hazue, renovó el flujo. Cada vez más hebras se generaban en el aire, con tanta energía propia que generaba una fuerza tangible. La luz azul volvía a predominar alrededor de Hazue, y antes que el último destello dorado desapareciera, Hikaru se aferró con su magia de él, sintiendo en su mente la presencia de sus pares, y como éstos parecían congelarse ante la sorpresa de sentirla a ella, a pesar de estar a kilómetros de distancia.

-Por favor… Sepan que es mi decisión. No les pido que lo entiendan, y estoy enormemente agradecida a ustedes por haberme protegido. No dañen a ese humano. Kaoru… Kaoru nunca quiso lastimarme. Es mi único pedido, como realeza del clan… Como su par. Por favor.

Kamui pudo ver como las hebras de luz se debilitaban. Su propia energía estaba siendo consumida, aún más rápido incluso por el veneno que sentía quemar su cuerpo. Sus piernas habían cedido, sus brazos estaban por hacerlo, y más peligroso aún, su vida. Hikaru no estaba mucho mejor. Si no lograba transformarse a tiempo, no sobreviviría. Volteó su rostro, con lo último de su energía, para observar a Hazue. La planta que lo mantenía atado al castillo estaba retrocediendo, desenroscándose del cuerpo de su hermano como si se tratara de serpientes ahuyentadas por la luz. Sus ojos destellaban con vida, y los músculos comenzaban a tensionarse por su propia cuenta. Extendió su magia através del pequeño vínculo de energía dorada que quedaba, y comprobó que Kaoru estaba aferrado a su vida por tan solo unas cuantas hebras de energía, pero habían comenzado a regenerarse. Con un poco más de esfuerzo… Pero no era suficiente. Kamui estaba a punto de desvanecerse, y sabía que cuando lo hiciera, Hikaru lo seguiría al poco tiempo.

No era suficiente.

Su magia se aferró de las hebras comprometidas de los tres hermanos, con tanta fuerza que por un momento, la energía que las hacía existir, pareció fusionarse. Kamui entendió, con su cuerpo quemándose por el veneno y la debilidad, que debía dejar ir parte de la perfección que deseaba.

Las hebras de deslizaron del agarre de su magia, retornando a sus dueños, pero solo sintió el doloroso golpe de su cuerpo contra el suelo de piedra, y una cegadora luz blanca que explotó detrás de la figura desfalleciente de Hikaru.

Inui, liberado de las ataduras de la planta, corrió hacia la muchacha, cegado por la luz, pero igualmente decidido, y Hazue, torpemente por el desuso de sus músculos, alcanzó a Kamui al mismo tiempo. Pero ninguno de los dos respondió a los llamados.
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