File Nine: Itoe Tomoe
“Tú… tú estás loca!”
Estaba despertando lentamente, pero esa exclamación de Zaizen, sentado al lado mío, me arrancó de los reinos de Morfeo violentamente. Abrí los ojos y pestañée repetidamente, para adaptarme a mi entorno.
Nika manejaba. Bien.
Taisuke y Mae estaban sentados en el asiento del copiloto, ella en el asiento y él en el suelo. Algo raro, pero bien.
Zaizen estaba a su lado, enfadado, discutiendo con Nika. Para ese momento, ya era algo normal.
Gris estaba cruzada de piernas al otro lado de Zaizen, escuchando atentamente la discusión, divertida. Bien.
Chitose se había movido a la parte trasera de la camioneta, con mi mochila –la de Nika había quedado en Shibuya- y algunos abrigos, mirando la ruta con expresión ausente y los brazos cruzados. Bien.
Todo parecía bien hasta que…
“Dónde estamos?” Pregunté sorprendida, mirando mi alrededor. A esa altura, cuando ya amanecía, deberíamos estar cerca del descampado antes de entrar a la península de Izu. No en una ciudad.
Las mejillas de Nika se encendieron, pero sonrió divertida. No fue ella la que contestó, sino Gris. “En Yokohama. Parece que Robin Hood recordó una novia o un hijo o algo así en Yokohama.” Ofreció.
“Y ella…” Apuntó Zaizen molesto a mi amiga, que le sacó la lengua a través del espejo. “Ella decidió ir a buscarlo! Estás demente!” Le espetó.
“Cierra el pico!” Ordenó Nika. “Eres un idiota prejuicioso. Sí, eso mismo!”
Podía ver claramente que no tenía ni la más pálida idea de qué contestar, pero no pensaba dar marcha atrás.
Suspiré. “Zaizen, piénsalo de esta forma. Realmente dejarías morir a alguien si hay una posibilidad de salvarlo?” Razoné.
En el brillo violento de sus ojos supe la verdadera respuesta, pero él no se molestó en ocultarla. “Si eso quiere decir poner en riesgo nuestras vidas, no lo dudaría.” Sentenció.
“Oh, Kami. Eres un bastardo! Cómo dejarías alguien morir para salvarte?!” Chilló Mae, dándose vuelta y arrodillándose sobre el asiento para enfrentar a Zaizen.
“Es la realidad! Quieres decirme que si alguno de nosotros estuviera encerrado en un cuarto con seis de esos bichos, tú irías a salvarlo a riesgo de tu propia vida?”
“Haría lo posible para salvarlo! A menos que fueras tú, tú no vales la pena. No puedes comparar tu escenario hipotético con lo que estamos haciendo.” Escupió.
“Es una locura. Tendremos que conseguir gasolina, otro auto, probablemente, y todo para qué?”
“Oye, si tanto te molesta, Your Highness, me bajo aquí y lo busco solo.” Interrumpió Taisuke con tranquilidad. Nika clavó los frenos antes de que alguien pudiera decir algo, y se bajó del auto, cerrando la puerta de un portazo. Gris la siguió.
“Qué carajo hace ahora?!” Soltó Zaizen. Todos, incluyéndome, estaban tan sorprendidos que no atinaron a hacer nada.
“Fueron a buscar un celular.” Explicó Chitose desde atrás. Era cierto. Por la ventana, podía ver a las dos chicas dentro de un negocio de informática, revolviendo cosas y cargando una canasta con cosas. Discutían sobre algo, acaloradamente, pero tras algo terminante de parte de Gris, se sonrieron y continuaron con su búsqueda. Volvieron poco después, y Gris le tiró a Taisuke un celular por la cabeza.
“Si no te responde mientras vamos a buscar gasolina, lo siento mucho por tu hermano, pero nos vamos sin él.” Exclamó, cerrando la puerta detrás suyo. Nika subió al asiento del conductor, y arrancó el auto.
“Oh, vaya. Ya se callaron.” Bromeó, mirando a Gris.
La chica sonrió de lado. “Un milagro! No les parece una estupidez discutir por eso? De última, ya estamos aquí.”
“Es más importante preocuparnos en mantenernos alertas.” Agregué yo.
El auto estuvo en silencio por un rato, mientras Taisuke intentaba estrablecer contacto con quién fuera. Por su lenguaje corporal, podía decir que estaba poniéndose más y más nervioso a medida que pasaba el tiempo. Cuando llegamos a una estación de servicio, Gris, Zaizen, Chitose y Mae se bajaron para cargar el auto y conseguir provisiones. Taisuke ocupó el lugar que antes tenía Mae, y se volteó a mí, extendiendo el celular frente a mí.
“Sigue llamando, por favor. Si alguien te contesta, me llamas. Tengo que ayudar a cargar eso.” Sentenció con una sonrisa seductora y un guiño de sus ojos verdes. Era difícil negarle algo con esa expresión.
Antes de que pudiera aceptar o negar, él se había bajado del auto, corriendo hasta donde estaba Mae con seis bidones enormes alrededor de ella. Escuché a mi amiga reír y la miré.
“Es extraño. Te deslumbra, verdad? El bastardo lo sabe y lo usa a su antojo.” Se burló.
“Así es cómo consiguió que te desviaras, amiga?” Pregunté, mientras me movía al asiento del copiloto rápidamente. Ella comprendió lo que esperaba y se colgó de mi cuello, dándome la oportunidad de abrazarla. Sonreí.
“No. Eso lo hice porque parecía una buena idea. Parecía lo correcto. Si tuviese hermanos, me gustaría que alguien hiciera lo mismo por mí. Si fueras tú, te iría a buscar a Australia aunque tuviese que aprender a pilotear un avión.” Sentenció. No lo dudé.
“Yo también.” Acepté, recordando el teléfono en mi mano. Marqué redial rápidamente, escuchando el tono una y otra vez. “Creo que es lo correcto, Nini. Si el hermano de Taisuke está viv-….”
“Hola?! Quién es?!” Exclamó una voz masculina del otro lado tras la sexta llamada. Tardé en reaccionar, escuchando los gritos de ese chico quejándose de llamadas así.
“No, espera!” Solté cuando noté que estaba por cortar. Nika se sorprendió tanto que me soltó.
El chico se quedó callado un rato más. “Quién sos?” Preguntó.
“Una amiga de tu hermano. Estamos en Yokohama... buscándote.” Dije, haciéndole señas a Nika que ella entendió rápidamente. Pero no es el ser humano más sutil del mundo.
“TAISUKE!!!!! TU HERMANO!!!!!!!!!!!!!” Chilló por la ventanilla abierta.
“Taisuke, amiga de Taisuke? Qué demonios hace él en Yokohama?” Demandó saber el hermano de Taisuke, probablemente frunciendo el ceño y enfadado. No pude contestar, porque el aludido me arrancó el teléfono de las manos.
“Masaharu! Por qué carajo no atendés el puto teléfono, imbécil retardado?!” Exclamó.
“Y yo que creí que lo hacía porque lo quería…” Me dijo Nika en voz baja, encogiéndose de hombros. Yo casi me río.
“En Yokohama, anormal!... Obvio!!... A BUSCARTE, ESTÚPIDO!... Qu-?... Oh, te enteraste! Podrías haber llamado, no? Idiota… No!... No…. No…. No me escapé, me liberaron. Una pelirroja que está como quiere y su grupo de amigos.” En ese momento, nos guiñó un ojo, más tranquilo. “No estás en tu casa?.... Bueno pero-…. Ya, pe-…. Es qu-… Ay! Dejame hablar, idiota!... Sí… Sí, vamos. Si es que no tenés nada que decir, ne? Vas a quejarte de eso?... Bien… Masaharu, cómo podés preguntar esas cosas en estos momentos? La pregunta correcta sería qué tan buenas están ella y las amigas?” Rió. “Está bien. Sí… Vamos para allá.” Me sonrojé, y eso sólo lo hizo reír más. Se despidió rápidamente, y terminó la llamada. Nos miró sonriendo como niño en navidad. “Está en el Shopping cerca de aquí.” Dijo.
“Y hace cuánto que no se ven?” Pregunté suavemente.
Taisuke apenas si se alteró. “Casi un año.”
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Lun Mar 16, 2009 7:32 pm
