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 Capítulo 01

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kaidoh-kiddo
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kaidoh-kiddo


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Escuela : Capítulo 01 Seigaku
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Tu Personaje
Tu personaje:
Tu personaje de Tenipuri: Kaoru Kaidoh
Tu Prince or Princess: Inui Sadaharu

Capítulo 01 Empty
MensajeTema: Capítulo 01   Capítulo 01 Icon_minitimeJue Abr 08, 2010 2:10 am

La tan esperada (??) llegada de Hikaru al reino de los Kaidoh!!! Pero, que rayos pasa con el clima?! Y quien es ese niño que viene a caballo? (Pffjajaja suena a adelanto de telenovela barata XDDD)


Las montañas heladas se veían mucho más cerca ahora, luego de unas horas más de viaje, y aunque el calor no había menguado en lo absoluto a pesar de la cercanía, Hikaru había dejado de quejarse. Inui agradeció el silencio los primeros minutos, pero luego comenzó a preocuparle la actitud de la chica. Era evidente que conforme se acercaban, su miedo se incrementaba. De pronto, la muchacha comenzó a hablar.

-Y sabes algo de cómo son ellos? Kaoru y su familia, me refiero.

-Ya te dije todo lo que se, Hikaru. Kaoru es un buen Rey, el pueblo esta contento con él, eso es siempre un buen indicio. No es muy carismático, lo cual probablemente lo haga menos agradable, pero al menos es una buena persona. Ambos padres están muertos, fallecieron hace unos años al finalizar una guerra. Ganaron la guerra, que los hizo poseedores de una gran parte del terreno del este, pero perdieron a ambos reyes, y Kaoru asumió como Rey, tomando a su hermano como consejero.

-Pero porque el hermano? Es mas chico, o no?

-Lo es, pero parece que es bastante inteligente, aunque no tenga habilidades físicas.

Hikaru se mantuvo en silencio por un rato, meditando.

-No parecen tan malas personas. – Dijo, comenzando a buscar cierta tranquilidad. Inui lo notó, y odiaba tener que arruinarle esa tranquilidad a su amiga, pero como consejero no podía menos que advertirle.

- No parece que lo sean, sin embargo, por ahora es mejor ser precavidos. Kaoru fue Rey de muy pequeño, eso siempre deja marcas. En cuanto a Kamui… - El muchacho dudó si continuar o no, pero Hikaru lo miró, pidiéndole silenciosamente que prosiguiera – Parece que la relación entre hermanos es buena, pero no debemos descuidarnos, no deja de ser el segundo hijo, y encima es inteligente. Las probabilidades de que busque eventualmente una posición de poder son altas, y no quisiera que tú quedes en medio de algo así. Otra cosa a tener en cuenta es que, según mis datos, es difícil esconderle cosas. No se si esto sea por su magia o su persona, pero será mejor ser sinceros y frontales, con ambos hermanos. Lamentablemente eso es todo lo que se- Explicó, cerrando la libreta con cierto recelo. Hubiera deseado poder ofrecer más información.

-Tendrá que ser suficiente. Confío en que lo que no sepamos podam…os que rayos es eso?- Preguntó Hikaru, apuntando con un dedo al lado de la cabeza de Inui. Allí, apoyada en su hombro, brillaba una pequeña luz amarilla. La luz levemente titiló y desapareció, dejando escucharse un tintineo. Inui torció su rostro para verla y se tensó, no sabiendo como reaccionar. Cuando desapareció, se quedó mirando a su hombro, boquiabierto.

De pronto los caballos rechinaron, frenando el carruaje. El movimiento repentino los distrajo de lo que había acontecido, preocupados como estaban en no caerse. Inui actuó con agilidad, quitando una daga de su cinturón, y obligando a Hikaru a agacharse, alejando su cabeza de las ventanas. Con velocidad pero discreción, apartó una de las cortinas que cubrían los vidrios de las ventanas, para ver si los estaban rodeando. Ambos lados parecían libres, y de todas formas la frenada no estaba siendo tan violenta como para estar siendo atacados. El carruaje terminó de frenar, deteniéndose por completo. Inui esperó unos segundos y abrió la ventana que daba hacia delante, al conductor, y asomó a penas como para verlo. El hombre observaba hacia adelante y solo se percató de Inui cuando este habló.

-Todo en orden? Por qué nos detenemos? – El hombre se sobresaltó, y miró a Inui con cierto reproche que el muchacho ignoró. Era su trabajo defender a la princesa, no hacer sentir a los demás cómodos.

-Parece que la guardia Real viene a escoltarlos. Hasta que no lleguen aquí no puedo seguir. – Inui asomó con más confianza, para ver lo que le decían. Sus ojos entrenados pudieron ver con mayor detalle. Cuatro caballos, hermosas y esbeltas monturas negras, y cuatro jinet… no, cinco. Detrás de uno de los hombres venía un…niño? No podía ver con claridad. Inui volvió a sentarse.

-Puedes levantarte, es la guardia Real. No se porque pero vinieron a escoltarnos.

-Oh perfecto! – Se quejó Hikaru, intentando arreglarse como podía. Después de un viaje de tantas horas, lo único que deseaba era llegar a su cuarto y darse un baño, y tal vez dormir, no quería actuar como princesa ante un grupo desconocido de gente. No aún, y no así de improvisto. Inui puso una mano sobre su hombro, sonriéndole.

-Hikaru, descuida, te ves bien. – La pelirroja se enrojeció de vergüenza pero asintió con la cabeza.

-Supongo que agradecerás bajarte un rato de ‘esta caldera’ y tomar aire fresco mientras nuestra nueva guardia llega?

-Al menos será un respiro- Dijo la muchacha, sonriendo ante el uso de sus propias palabras para describir el carruaje. Inui abrió la puerta, y solo eso insufló una ráfaga de aire que revitalizó a la muchacha. El chico se aseguró con rápidas miradas que todo estuviese bien y ofreció una mano a la pelirroja para ayudarla a bajar. Hikaru detestaba eso. Era capaz de bajarse de un maldito carruaje sola, demonios! Y sabía que si fuera en cualquier otra situación, Inui se hubiese bajado y simplemente esperado a que Hikaru lo siguiera. Ahora era todo apariencias, y ella debía obedecerlas. Tomó la mano de Inui y prácticamente se colgó de ella al bajar, cosa que el muchacho no esperaba y necesitó maniobrar rápido para no perder el equilibrio y dejar caer a Hikaru. Cuando la chica estuvo en el piso, con una sonrisa de satisfacción en su rostro, el muchacho se permitió una sonrisa.

-Eres imposible, Hikaru. – La muchacha sonrió sin decir nada. Al menos se divertiría con toda la farsa mientras podía. Se acomodó la ropa, estirando las arrugas de su falda como podía, y miró hacia la guardia. Ya casi estaban con ellos, y Hikaru se quedó asombrada por el porte de los caballos. En su reino, no solían verse de ese tipo, la yegua fuerte y resistente era la más vista, práctica para transportar mercancías y soportar largos viajes. Estos eran caballos de batalla que hacían parecer a los anteriores meros juguetes. La guardia finalmente frenó delante de ellos. Hikaru observó sus rostros. Tres de los jinetes eran jóvenes pero era notorio que habían presenciado muchas guerras. Más de una cicatriz cruzaba sus rostros o brazos. El cuarto jinete, sin embargo, era un muchacho joven, atractivo y sonriente de cabello castaño. Hikaru se preguntó si sería ciego, ya que no habría los ojos. Sin embargo, a pesar de ello, cuando desmontó del caballo lo hizo con tal habilidad que Hikaru supuso que si lo era, eso no le impedía sus actividades. Cuando bajó, ambos pudieron ver a la persona que llevaba detrás, que Inui había supuesto un niño. El muchacho necesitó toda su voluntad para no maldecirse en voz alta por haber cometido ese error. Seguro, el tamaño en comparación con los otros hombres era confuso, pero debió suponer que un mero niño no acompañaría a la guardia real. Deseó poder explicar a Hikaru quien era el chico, pero ahora estaban a una distancia que sería imposible que ellos no escucharan. El jinete ofreció una mano al muchacho y este se aferró de ella, y de un salto que carecía por completo de elegancia, bajó del caballo. Una vez en tierra, sin embargo, el muchacho era pura presencia.

-Gracias, Fuji. – Le sonrió al guardia, el cual le contestó con una leve reverencia.

-Kamui-sama – Dijo, y se retiró a un costado del muchacho, lo cual dio a entender a Inui que la guardia no estaba ahí por ellos, sino por el muchacho. El chico miró de reojo a su guardia y sonrió de forma peculiar ante el nombre, pero luego caminó hacia ellos con una sonrisa amigable en el rostro.

- Lamento de verdad el asustarlos de esta forma y hacerlos detener en medio del camino, perdonen mis modales. – Ofreció el muchacho, haciendo una reverencia hacia el chico alto y estirando una mano para tomar la de Hikaru. Hikaru se la ofreció, tratando de no demostrar lo mucho que odiaba tener que hacerlo. Sin embargo, cuando Kamui se inclinó para besarla, a duras penas rozó sus labios, y le sonrió de una forma tal que le hizo sospechar a Hikaru si el chico entendía cuanto odiaba que le besaran la mano. Hikaru agradeció el gesto, pero había algo que, desde que la mano de Kamui había tocado la suya, le había comenzado a intrigar. Le molestaba no saber exactamente que era lo que sentía extraño, y lo descartó inmediatamente. El viaje y los nervios la estaban poniendo paranoica.

-En lo absoluto, Alteza- Ofreció Hikaru en una correcta reverencia. Cuando se enderezó, y vio a Kamui sorprendido por el gesto, se maldijo internamente, comenzando a pensar que había hecho algo mal. Sin embargo, el muchacho en seguida rió, y Hikaru volvió a ver en él a un muchacho más joven que ella. Cuando se calmó, se disculpó.

-Oh, lo siento, eso fue muy poco educado de mi parte. No estoy acostumbrado a que me llamen de esa forma, y si no te molesta, preferiría que me llamaras simplemente Kamui.- ofreció, e inclinándose hacia ella a modo confidencial, agregó- no soy muy bueno con los formalismos de la corte.- A Hikaru se le hizo difícil reprimir una sonrisa.

-En ese caso somos dos, y pediré lo mismo de ti. Solo llámame Hikaru. – Ofreció la chica, feliz de no tener que soportar ser llamada como una eminencia, al menos por una persona. Miró de reojo a Inui, recordando lo insistente que había sido en mantener apariencias. El chico se mantenía de forma estoica a su lado, ni una sola expresión pintando su cara, pero Hikaru sabía que había captado su mirada, y que su amigo estaba totalmente sorprendido por el modo casual y la forma simple de actuar de una de las personas más importantes del castillo que tenían por delante.

-No planeo interrumpirlos demasiado, supongo que después de tan largo viaje, quisieran llegar cuanto antes y descansar un poco. Verán, hubo un detalle que olvidé de aclarar. Viendo sus ropas, veo que hice bien en interceptarlos. – Comentó, volteando para ir a buscar algo al caballo. Inui y Hikaru se miraron de reojo, preguntándose mutuamente que había de malo en sus ropas. Cuando el chico volvió de la montura, llevaba en cada mano un abrigo grueso, uno para hombre y otro para mujer, este último mucho más elaborado y elegante. Hikaru, sintiendo los rayos del sol a su espalda, y viendo las pesadas telas, no pudo evitar comentar.

-De seguro no serán necesarias en este calor?

-No se si alguien se los haya aclarado, y tal parece que no. Verán, en la zona en la que está ubicado el castillo, la naturaleza no siempre sigue reglas normales, y gran parte del tiempo el clima es frío. El cambio es bastante radical al llegar, y el clima no siempre responde a las temperaturas acordes a la época del año. Si bien ahora sienten calor, a penas lleguen a las cercanías del castillo, la ropa que llevan puesta no los protegerá. No quisiera que enfermaran a penas llegar por un descuido como este. – Dijo, ofreciéndole las prendas, que ambos tomaron, aun dudando, con el sol brillando sobre sus cabezas, que el clima pudiera cambiar tanto de un momento a otro. Kamui, satisfecho con haber solucionado ese problema, volvió a inclinarse a modo de saludo.

-No quisiera interrumpir la llegada por mucho más tiempo. Mi hermano espera con ansias poder verlos. Si no les molesta, los escoltaremos hasta el castillo para asegurarnos que nada les suceda.

-En lo absoluto- replicó la muchacha, y pensaba preguntar, como correspondía, el estado del reino y de la familia real, pero sus palabras murieron incluso antes de salir de su boca. Nuevamente, la luz amarilla apareció, esta vez revoloteando alrededor de Kamui. Hikaru sintió a Inui tensarse detrás de ella, y supo que su mano estaba sobre el mango de su daga. Kamui no parecía verla, lo cual le llamó la atención, y antes de pensar si era conveniente o no, preguntó.

-Disculpa, pero… Que es eso?

Kamui sonrió lentamente, observando a Hikaru a través de sus lentes.

-Hadas. Criaturas mágicas que habitan ciertos bosques y zonas, este lugar esta repleto de ellas. – Explicó, y ahora si miró hacia la pequeña lucecita, sonriéndole. La luz, actuando sorprendentemente como un cachorro, voló hacia el chico y revoloteó alrededor de su cabeza, finalmente posándose en su hombro. – El que las puedas ver significa que tienes capacidad de magia, o directamente manejas.

-Magia de curación- Explicó Hikaru, sin dejar de mirar a la lucecita. De pronto la luz desapareció, y Hikaru volvió a mirar al chico.

-Eso es interesante. Asumo que ahora ya no puedes verla?

-Desapareció- Explicó Hikaru, sin entender a lo que iba el chico.

-Desapareció para tu vista, solo se está mostrando en su forma real, pero no todos pueden verla. Con tiempo y práctica, de seguro podrás lograrlo. Tienes potencial para mejorar. – Hikaru trató de no entusiasmarse demasiado. Si había posibilidad de mejorar y entrenar en este lugar remoto, tal vez pudiera superarse lo suficiente para buscar una cura para su padre. De pronto las palabras del chico la trajeron nuevamente al presente.

-Tu cara me dice que hay algo que no entiendes- Dijo, con una pequeña sonrisa. Hikaru lo miró y vio que no se refería a ella, sino a Inui. La muchacha se sorprendió. La cara de Inui no decía absolutamente nada, entrenado como estaba a ser su guardia y esconder esa clase de cosas. Hikaru palideció solo un poco. Parecía que lo que había dicho su amigo de no poderles ocultar cosas era cierto. Eso resultaría… Incómodo. Se preguntó si podría adaptarse a ello. Hikaru asintió levemente con la cabeza, dándole el permiso a Inui para hablar. Otra de las cosas que detestaba del mundo de la corte. Si, Inui era su guardia, si, era un ‘empleado’, pero también era su amigo de toda la vida, no se sentía cómoda con controlarlo de esa forma.

-Solo me preguntaba porque podía ver las luces cuando no uso magia.- Y luego, casi como recordándolo a último momento, agregó- Su Alteza.

Kamui sonrió nuevamente, negando con la cabeza.

-Kamui, solo Kamui. Y que puedas verlas significa sin lugar a duda que tienes potencial para magia. Tal vez, en el reino de donde provienen, no fuera suficiente para que se manifestara, pero este terreno posee una influencia muy fuerte. Si les interesa, luego podrán hablar con los Sages, ellos les explicarán como controlarla y los podrán entrenar. – De pronto los ojos de Kamui se abrieron más de lo usual, como de pronto recordando algo. Inui frunció el seño. No podía dejar de sentir que lucía actuado. – Oh, si pueden usar magia, eso sería extremadamente útil. No se cuanto sepan, pero gran parte de nuestro pueblo son Dragon Riders. Pensaba que tal vez estuvieran interesados en verlos, pero esto significa que podrán interactuar con ellos también, hasta tal vez puedan manejar uno. Por supuesto, solo si les interesa. – Ofreció, al final. Hikaru casi no podía creerlo. En ese mismo momento, le importaba poco y nada el motivo original por el cual estaba en ese lugar. Si el Rey resultaba ser una persona espeluznante, horrible o malvada, ya no le parecía algo que no pudiera manejar. Vería dragones. Podría tocarlos, incluso volar en ellos. Que más podía pedir?

-Eso me encantaría, Kamui- Dijo Hikaru, intentando no demostrar el entusiasmo que sentía. No era necesario. El chico sonrió, como un niño al que acaban de regalarle un nuevo juguete. A Hikaru se le hacía difícil decidir que imagen del hermano menor de los Kaidoh era la real, si el niño o el adulto.

-Perfecto. Hoy resultará imposible, y ambos necesitan descansar, pero sin falta mañana los llevaré a las Dragoneras. Ahora será mejor que nos pongamos en marcha. – Sin esperar respuesta, el chico volvió al caballo en el que vino, y el mismo guardia que lo había ayudado a bajar, subió a la montura y con increíble facilidad tomó a Kamui de los brazos y lo subió al caballo con él. A Hikaru le intrigó que el chico no montara por su cuenta. Ella odiaba no poder hacerlo, y odiaba que, cuando la dejaban subir a un caballo sola, la hacían montar de costado. Era extremadamente incomodo, y se sentía insegura. De seguro Kamui, siendo varón y príncipe del reino, podría darse el lujo de montar sin ayuda.

Ni bien subieron a su carruaje nuevamente, Hikaru ametralló a Inui de preguntas.

-Oye, por que crees que no monte solo? Cuantos años tiene, de todas formas? No parecía tan malo, crees que Kaoru será igual? Escuchaste lo que dijo? Podremos ver dragones! Y tu! Tienes magia! Apuesto a que eso no te lo esperabas!!

Inui se quedó mirando a Hikaru en silencio, entretenido, esperando a que tomara una pausa de aire para poder responderle.

-No bromeaba cuando te dije que el menor de los hermanos no posee una pizca de habilidad física.

-Pero dijiste que es un Dragon Rider! De seguro si puede manejar un dragón, podrá con un caballo!

-No, los caballos se controlan con el cuerpo, los dragones se controlan con la mente. – Explicó su amigo, y agregó- Y solo tiene un año menos que su hermano, es solo que es bastante pequeño. Kaoru es mucho más alto, y mejor parecido... Y mucho más gruñón, según dicen. Hikaru, con respecto a los dragones…- Inui comenzó, aunque no sabía si exponer sus dudas o no. Después de todo, eran solo conjeturas, y tal vez estuviera viendo más en ello de lo que había. El viaje había sido largo, las preocupaciones muchas, y sentía la necesidad de hacer su deber en forma impecable. Aún así, no podía quitarse de la cabeza que todo ese encuentro le parecía demasiado… perfecto. El hada que permitió ver si ellos poseían magia o no, la sugerencia de ver dragones… Inui no dejaba de pensar en la sonrisa del muchacho. Y que si todo eso había sido planificado? Si el chico ya sospechaba que podían usar magia, aunque ni el mismo había sabido que tenía la capacidad hasta ese momento, pero que pasaba si ese chico ya lo sabía y solo estaba comprobándolo? Y la sugerencia de los dragones, era demasiado oportuna. Y si supiera del amor de Hikaru por esas criaturas? Parecía como si estuviese tratando de ganar su favor. Sabría el Rey que su hermano había salido a su encuentro?

O tal vez estuviese pensando demasiado, y si decía todas sus sospechas a Hikaru, solo lograría preocuparla más. Si eran ciertas, era demasiado temprano como para saber en que los perjudicaría. No hacía falta preocupar a la muchacha, al menos no todavía. Hikaru lo miraba, esperando a que continuara. Inui le sonrió.

- Espero que puedas dormir hoy a la noche, seguro mañana será un día único para ti.

La chica le regaló una sonrisa increíble, e Inui supo que había hecho bien en no decirle. No la había visto sonreír así desde que la noticia del casamiento se le había anunciado. Si había planes para derrocar al Rey, o cualquier otro tipo de situación que favoreciera a su hermano, se encargaría de averiguarlo. Por él, podían matarse entre ellos si quisieran, pero no dejaría que utilizaran a su amiga como una herramienta para conseguirlo.

*_*_*_*_*_*_*_*


Tanto Hikaru como Inui pensaban que habían estado exagerando con el detalle de los abrigos. Habían estado viajando por horas bajo un imperdonable sol, y el calor no había menguado ni un poco a pesar de estar acercándose a esas montañas nevadas. Sin embargo, en un momento determinado del viaje, mientras Hikaru se entretenía puliendo su daga, e Inui agregaba más datos a su libreta según lo acontecido, un golpeteo en la ventana los distrajo. Cuando corrieron la cortina, Kamui apareció al lado de ellos, sobre el caballo, y les indicó con silenciosos gestos que se pusieran sus abrigos. Los amigos se miraron entre ellos, la misma duda cruzando sus ojos. El calor seguía siendo el mismo. Se encogieron mentalmente de hombros. Si el muchacho decía que era cierto, deberían creerle o la misma situación lo desmentiría. Inui asintió, señalando que entendía el mensaje, y volvió a cerrar la cortina. Ambos, reticentes, se pusieron los abrigos. Pocos minutos después, ambos quedaron absolutamente sorprendidos. La descripción más similar que se le ocurría a ambos era que parecía que hubieran cruzado una cascada de aguas heladas. El frío fue tan repentino, que se sintieron titiritar. Al cabo de unos minutos se pudieron acostumbrar y notaron que el frío no era insoportable, de hecho, era similar a los días que ellos conocían en el invierno, pero el golpe, tan violento y repentino, justificaba los abrigos. Inui apartó la cortina para ver el paisaje. Era realmente increíble. Parecía haber una línea definida, casi como el borde de un campo de energía, como si los terrenos del castillo estuviesen envueltos en una burbuja de frío. La nieve llegaba al borde, sólida y espesa, y a penas atravesarlo se derretía inmediatamente. El cielo era el mismo, pero el sol, una vez atravesada la ‘barrera’, brillaba de forma diferente. Inui observó hacia delante. El castillo era inmenso. Una enorme construcción de piedra, y las montañas sobre las que se apoyaba hacían parecer que el edificio estaba esculpido directamente de la montaña. Inui se preguntó, considerando el nivel de magia del lugar, si ese no era exactamente el caso. Curiosamente, los jardines, que el esperaba ver áridos por el arduo clima, estaban fulgurantes de vegetación y con una variedad amplia de colores y flores de las cuales nunca había siquiera oído hablar. Como un pensamiento pasajero, se preguntó si conseguiría ingredientes para preparar sus venenos. Había traído algunos, pero no podía llevar consigo demasiados, y no podía ser tan optimista de afirmar que no los necesitaría. Tendría que tenerlo en cuenta cuando visitara el mercado del lugar, y asegurarse de investigar de cualquier ingrediente del cual no conociera.

El carruaje finalmente se detuvo en la entrada, y ambos descendieron, acompañados por la guardia real, y el mismo Kamui. La entrada era amplia, y al nivel del piso, la puerta, una enorme confección de madera, esculpida y tallada para mostrar una inmensa imagen de un dragón y un guerrero, posiblemente el primer rey del lugar. Las pesadas puertas se abrieron a penas ellos se acercaron. Inui se preguntó que clase de mecanismo las abriría, pero al observar discretamente, no pudo encontrar ningún indicio de mecanismo. Nadie las estaba abriendo de forma física. Su única respuesta fue que se abrían con magia.

Hikaru atravesó la arcada, con Inui fielmente a su lado, protegiendo su espalda. Al entrar al lugar, nuevamente un cambio de clima la sorprendió. El castillo era increíblemente cálido, y el calor parecía irradiar de las mismísimas paredes. Hikaru rozó con su mano una, para ver si esto era cierto. No solo lo comprobó, sino que un hormigueo anormal le recorrió desde la punta de sus dedos hasta su muñeca. La chica retiró la mano, entre sorprendida, fascinada y asustada. La extraña sensación que había sentido cuando Kamui había tomado su mano volvió a invadirla, pero seguía sin poder entender que era.

A medida que caminaban por pasillos, y Kamui les explicaba la configuración del edificio para que no se perdieran, Hikaru observaba al rededor. El lugar era definitivamente mucho más grande que donde ella había vivido toda su vida. Una cantidad amplia de sirvientes habían cruzado su camino. Kamui saludaba a todos por nombre, y todos ellos saludaban al muchacho bajo su nombre, y en algunas ocasiones un simple honorario agregado a su primer nombre. A ella misma la saludaban, de forma mucho más respetuosa, pero como si la conocieran de toda la vida. De alguna forma, eso hizo sentir a la chica más cómoda con el lugar. Aunque aún era un ambiente extraño, rodeado de gente que no conocía, podía ver que no eran personas difíciles de tratar.

Kamui realizó una recorrida breve antes de indicarles sus habitaciones, por lo que Hikaru estuvo enormemente agradecida. Deseaba bañarse, y al menos descansar un poco del viaje antes de enfrentarse al desafío mayor del día. Encontrarse con el Rey. Finalmente dejados a solas con la promesa que se les vendría a buscar antes de la cena, en caso que aún no se orientaran en el lugar, Hikaru e Inui se miraron en silencio, cada uno albergando dudas diferentes. Sus habitaciones estaban próximas unas de las otras, y estaban ubicadas en el Ala Oeste del edificio. El ala Real, ubicada al Norte, estaba directamente conectada, pero lo suficientemente apartada para componer un edificio diferente.

-Supongo que aquí empieza todo, no? – Comentó Hikaru, más para romper el silencio que otra cosa. Inui le sonrió, tratando de transmitirle confianza.

-Saldrá todo bien. Ahora solo date un baño, descansa, y renueva energías para hoy a la noche.

Hikaru, en el transcurso de una hora, se encontró con más lujos de los que nunca había visto en toda su vida. Tres mujeres estaban a su disposición para cualquier cosa que necesitara, esperándola con el baño listo. La muchacha se sentía ajena a ese tipo de tratos. Si, era una princesa, si, vivía de forma privilegiada, pero su reino era un pequeño punto mercantil del mapa, y estaba acostumbrada a una vida mucho más simple. Mientras se sumergía en el agua caliente, quitándose con satisfacción la suciedad del viaje, y el cansancio, rodeada por aromas de flores que ni siquiera conocía, y miraba a su alrededor el enorme recinto destinado solo para eso, pensó en su situación, y una nueva pregunta, que antes no se había formulado, apareció en su mente.

Porque ella?

Si comparaba todos esos lujos, el castillo, el estilo de vida y la distancia, no entendía porque un Rey que poseía tal reino decidiría casarse con la hija de un rey mucho menor, de ninguna influencia política o económica significante. Ni siquiera era tan bella como para decir que su apariencia era el único motivo. Se preguntó a si misma por qué no se había preguntado esto antes. Sin duda habían mencionado motivos, pero en ese momento estaba tan molesta y sorprendida por la simple decisión tomada por su padre que no había prestado atención.

Cuando terminó su baño, y se vistió con un traje suelto, abrigado y simple, y mientras se recostaba en su nueva habitación, entre la inmensidad de las reconfortantes y suaves sábanas, y el sueño se apoderaba de ella a medida que las muchachas limpiaban todo en silencio, casi entrenadas para ser meras sombras, Hikaru se prometió averiguar que motivos había detrás de este casamiento, cuanto antes.
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Hikaru sama
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Hikaru sama


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MensajeTema: Re: Capítulo 01   Capítulo 01 Icon_minitimeSáb Abr 10, 2010 8:16 pm

Wiiiii!!!!!!! >.<
Me lo volvi a leer todito!!!!
Bueno, ya te dije lo que pienso xD pero de verdad me parece una historia espectacular!
Me gusta la descripcion, los personajes, todo!!

*O* quiero un dragón!! >.<
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Hikari
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MensajeTema: Re: Capítulo 01   Capítulo 01 Icon_minitimeDom Abr 11, 2010 1:58 am

Me encanto! *_*
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MensajeTema: Re: Capítulo 01   Capítulo 01 Icon_minitimeMiér Abr 14, 2010 5:04 am

Hikaru sama escribió:
*O* quiero un dragón!! >.<

Jajaja asi lo estacionás? XD Mirá que el seguro esta caro XDD =D Ahora que lo relees podes disfrutar de todas esas cosas que insinué? XDDD

Hikariiiiii <3 Gracias T_T
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MensajeTema: Re: Capítulo 01   Capítulo 01 Icon_minitime

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